Antes de empezar me gustaría decir que esto no es un artículo ni un post al uso, tan solo es la idea que se me ha venido a la cabeza mientras leía Meiji Japan's China Solution to Tokugawa Japan's China Problem de David Mervat. En este estudio David explica cuales fueron las formas de administración del territorio japonés a finales del periodo Tokugawa e inicios del periodo Meiji, por lo que recomiendo su lectura para una mayor profundización del tema. Tal y como he dicho antes, esta no es más que las conclusiones que he sacado en primera instancia mientras lo leía.
La transformación del modelo del estado japonés en el Bakumatsu atiende a unas necesidades y características históricas. Los japoneses durante el periodo Tokugawa se encontraban en un estado feudal o, en japonés, 封建, houken. La necesidad de imitar el sistema centralizado de las potencias occidentales se debería llevar a cabo desde una lógica asiática, lo que en definitiva es buscar un sistema parecido en la antigua esfera shinocentrica. Este sistema era el Gunken.
El gunken se presentó como el sistema de los sabios antiguos, y varios autores de finales del periodo Tokugawa planteaban la necesidad de adaptar el gunken tan pronto como fuera posible. Sin embargo, el sistema gunken que se implantaría en Japón tendría algunas características que lo diferenciaría del sistema que se dio en China. La mezcla entre confucionismo, emperador – y por lo tanto la religión, ya que estaban ligados – y el ejército, fueron los que dieron las peculiaridades a este sistema. Sin embargo, con esta mezcla se consiguió – lo que es a mi parecer – la creación de un estado moderno de estilo occidental.
Cuando pienso en teoría del estado, creación del mismo, fuerza y poder me vienen a la mente los textos de Jellinek, Max Weber, Carl Smith entre muchos otros. Los pilares del estado moderno los pedimos encontrar ya reflejados, en cierta manera, en la república de Platón en su dialogo con Trasímico, y que posteriormente se les dará una palabra en roma, auctoritas y potestas. La potestas del ejército y la auctoritas de la religión. Y es la auctoritas la que efectuara la construcción simbólica del estado, en el caso japonés con la descendencia divina del emperador.
Esta construcción simbólica del estado y el ejército genera un contrato de reciprocidad entre el estado y el ciudadano. Este importante contrato que Carl Smith resumió con la frase “protego ergo obligo es el cogito ergo sum del estado”. También explicó este contrato Michael Mann en Las fuentes del poder social al iniciar con la frase “El nacimiento del Estado es idéntico al nacimiento de la mafia, gente que te ofrece protección de ellos mismos”. Max Weber define que el estado te protege, pero te reclama con éxito el monopolio de la violencia. El uso de la palabra “con éxito” no es casualidad, ya que si un estado no consigue reclamar con éxito, es un estado fallido. Y el shogunato Tokugawa, con un sistema no centralizado, estaba destinado a convertirse en un estado fallido. A pesar de esto, Japón tiene que construir su nuevo estado sobre los cimientos del anterior. Un estado no se puede construir desde cero. El estado es una condensación social de las relaciones sociales. Con dos matices: el estado condensa como se han solventado los conflictos sociales en el pasado y como se están resolviendo en el presente. Es por eso que las circunstancias heredadas son importantes, y se requiere la necesidad de una vinculación con el sistema antiguo chino, gunken.
Otro punto importante para la implantación del sistema gunken es la necesidad de organizar al estado, como decía Jellinek, organizar al estado en términos Territoriales, de población y administración. La abolición del sistema de provincias por la sustitución en prefecturas dota al estado de un territorio bien definido. La clara definición del territorio es vital, ya que un estado empieza a funcionar cuando hay un reconocimiento mutuo. Lo que significa que los estados entre sí de manera clara reconocen sus “fronteras”.
El último punto importante en el análisis en el cambio de sistema es el concepto de legitimidad. Weber define tres tipos de legitimidad: La legitimidad tradicional, que es la legitimidad que otorga una tradición ya sea real o creada; legitimidad carismática; y legitimidad legal-racional. Tal y como decía weber los distintos tipos de legitimidad suelen darse de manera conjunta, en el caso de Japón la legitimidad tradicional - descendencia directa de Amaterasu y una dinastía ininterrumpida - y la legal-racional representada en la constitución. Al final esta legitimidad se convierte en parte de la relación social del estado con el ciudadano. Debido a esta legitimidad la gente obedece al estado. La legitimidad y el control del monopolio de la violencia crean 3 razones de obediencia al estado: Coacción, consideración legítima del gobernante y compartir los criterios de inclusión ciudadana. Esta última razón es importantísima, ya que es la aceptación de los criterios para ser, en el caso de Japón, japonés. Si la gente de un mismo territorio comparte los criterios de inclusión ciudadana se crea comunidad. La creación de estos criterios y como hacer unir al pueblo entorno a esto lo podemos apreciar en el 国体, kokutai, y el 日本人論, nihonjinron. Con estos dos conceptos, lo único que necesitaba Japón era una organización territorial y simbólica de su estado, lo que consiguió con el gunken, 郡県.
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